Y si
tengo que ser sincera, bien que me estoy planteando cambiarle el nombre al Blog y ponerle el de este “post”, porque sí, porque lo que yo soy, o al menos lo
que era hasta hace bien poquito, es una aprendiz de repostera de incógnito.
Y serán
muchos, o en este caso bien poquitos, que son los que de momento comparten mis andanzas por estos lares, los que
se pregunten cómo es posible mantener en la sombra una actividad como la
repostería.
Esto es relativamente sencillo, si tu mejor amigo, ser humano con el que
convives desde hace más de siete años, tiene un nivel de despiste que bien podría convertirle en objeto de estudio, y es capaz de llevarse de tupper al trabajo ese monísimo molde desmoldable
con forma de pera limonera que te acabas de comprar, o incluso de interpretar el exceso de mantequillas,
harinas, chocolates etc., como un problema hormonal transitorio, similar al que hace un par de años me condujo a llenar la casa de posters de "El Caballero Oscuro".
También
es fácil, y aquí viene el origen del psicodrama, cuándo, y siempre por poner un
ejemplo, te encuentras con tu jefa el lunes por la mañana, y a la pregunta…
-
¿Qué tal el fin de semana?
Tú vas
y respondes.
-
Fabuloso, el sábado me fui a hacer senderismo con unos amigos por el
Pantano de San Juan, y ayer domingo, enterito que me lo pasé traduciendo
griego clásico por la mañana, y leyendo Bomarzo de Mújica Lainez por la tarde.
Cuando
la realidad es que te lo has pasado comprando víveres conforme las recetas
seleccionadas de la Revista Lecturas, la web de Pequerecetas y la web de Webos
Fritos, elaborando dichas recetas, probando todas y cada una de ellas para
tener material para el Blog, y engordando a las pocas amigas con las que te has
sincerado con todos los bizcochos, puddings y plumcakes con los que has
experimentado y que han dejado al horno de Arguiñano a la altura del betún.
Tampoco
mencionas la excursión a la tienda Casa más cercana resultado de las cual tienes 2 moldes nuevos de silicona para tartas, un
molde para cup cakes, y un “tamizador” de harina que te ha costado un “congo”y
que en cuanto lo viste, supiste que no podrías vivir sin él.
Y ni mucho menos compartes con nadie el tiempo muerto que has pasado atrincherada en tu dormitorio, fingiendo una terrible jaqueca, cuando en realidad lo que estabas haciendo era leer y releer una y otra vez esas maravillosas recetas de
cocina árabe de la joyita de libro que encontraste el miércoles pasado en La Casa
del Libro, cuando, y mira tú por dónde, ibas a hacerte con una versión en
castellano antiguo de El Conde Lucanor para su traducción y análisis.
Un
sinvivir este del incógnito.
Pero
¡¡¿Por qué no confesar que me he enganchado a la repostería?!! ¡¡¿Por qué no admitir que leo la Revista Lecturas?!! ¡¡¿Por qué fingir que sólo veo “Guerra
de Cupcakes” cuando plancho, cuando la realidad es que lo hago siempre que
puedo?!!
Fácil.
Nacida
en 1972, en Madrid, y en el seno de un moderno matriarcado, abuela y madre
trabajadoras de sol a sol, a ninguna de las dos, se les pasó jamás por la
cabeza, ni regalarme una cocinita de juguete, ni formarme para ser la típica ama
de casa, al contrario, me aleccionaron para que jamás de los jamases me
importase algo que no tuviese que ver con el desarrollo de mi intelecto: arte,
literatura, ciencia, música, tarot (esta es otra historia...)
Mi
abuela me regalaba “Bingos” de Juguete, y mi madre “Mecanos” y “Quimicefas” y
si alguien les preguntaba qué iba a ser la niña de mayor, siempre le respondían que
ingeniero aeroespacial.
El que
la niña les saliese guionista y no ingeniero aeroespacial, ya les sentó un poco
raro, pero si se hubiesen llegado a enterar (por desgracia ambas fallecieron hace tiempo)
que ahora la niña les ha salido cocinillas, no quiero ni pensar el “dramón” por
el que estaríamos pasando en estos momentos.
Yo soy
fuerte, autónoma, culta, independiente, segura de mí, ni dependo, ni he
dependido, ni dependeré jamás de nadie, y todo lo más, me hago la manicura cuando
tengo una boda, pero sólo para no engancharme los pantys con los padrastros.
Mis
intereses están en otro sitio, no me preocupa lo más mínimo la moda, la cocina
es para aquellos a los que le sobra el tiempo y ni que decir tiene, que va a
preocuparse por la decoración o por la selección del color de la ropa de cama
Rita.
No
comprendo la moda de los cupcakes, y me parecen patéticos los que pierden su
tiempo leyendo las revistas del corazón.
¡¡¡Mentira!!!
Sí, soy
fuerte, sí, soy autónoma y culta, y si me apuras soy la persona más
independiente y segura de sí que conozco, pero joder, estoy harta de hacerme la
manicura a escondidas, ocultar los ejemplares de la Revista Hola debajo del
colchón, y por supuesto, estoy hasta las narices de mentirle a mi jefa y a todo
bicho vivienda acerca de lo que he hecho el fin de semana.
Manzanas Pink Lady empapuciadas en Brandy. Cocina de alto riesgo. Experiencia Radical
Y el resultado ha sido este
Bizcocho con Manzanas al Brandy recién salido del horno. Olía "pa" morirse, y sabia aún mejor
Pero el
fin de semana pasado hice esto otro
Tarta de Queso y Uvas al Moscatel que preparé para Nochevieja en un arranque de valentía sin igual (hasta las 00:00 del 30/12 despepitando uvas...)
Y ni
idea de lo que me deparará el que viene.
Sólo se, que paseando hace un par de semanas con una de mis mejores amigas, le confesé que temía estar cambiando, que me preocupaba estar perdiendo neuronas o algo así, y ella, que por algo es una de mis mejores amigas, me comentó que lo mismo no es que estuviese cambiando, que por otra parte formaba parte de mis derechos constitucionales, lo mismo, lo que me estaba, me está ocurriendo, es que estoy dejando de disimular.
Puede que no me halla enterado de nada, puede que lo haya interpretado todo fatal, y sobre todo puede que tenga que dejar de sentirme culpable por invertir mi tiempo en la elaboración de una tarta, en vez de hacerlo en la lectura de un buen libro, porque además, entre otras cosas, en la vida hay tiempo para todo.
Puede que no me halla enterado de nada, puede que lo haya interpretado todo fatal, y sobre todo puede que tenga que dejar de sentirme culpable por invertir mi tiempo en la elaboración de una tarta, en vez de hacerlo en la lectura de un buen libro, porque además, entre otras cosas, en la vida hay tiempo para todo.
He
tardado en comprenderlo, pero lo he hecho, así que a Dios gracias, de “repostera
de incógnito”, cada vez menos…
Por
cierto, el bizcocho de manzanas al Brandy de la Revista Lecturas, “acojonante”,
y podéis encontrar la receta y el modus operandi en el especial de POSTRES que publicaron a finales del año pasado. La receta de la Tarta de Queso y Uvas al Moscates, también es la Revista Lecturas, pero en esta ocasión, del especial de recetas navideñas.
Pues eso, que sin más, me despido feliz, y en esta ocasión, camino de ver el primer episodio de True Detective.
Elena U. Moreno
Pues eso, que sin más, me despido feliz, y en esta ocasión, camino de ver el primer episodio de True Detective.
Elena U. Moreno
Yo se que has hecho un bizcocho que estaba de rechupete y ¡¡de ese no hablas¡¡, y se que la receta no era de la revista Lecturas. Vas más allá ..........
ResponderEliminar¿Sabes que a partir de los 40 se va soltando la lengua y que lo que no te atrevías a decir hasta ese momento, ya no se queda en la recámara?, pues así es y, poco a poco, tendrás menos inconvenientes en ser "sincera contigo misma" y sobre todo con los demás, aunque sin herir a nadie ¡que ni pizca de falta hace¡¡.
¡¡Ahhhhhh amiga VIAJERA!! Te refieres al árabe con dátiles, nueces y su ralladurita de naranja...
EliminarEse me le reservo para otro "post", y además, no le sacamos fotos.
Sabes una cosa, es bastante sencillo comenzar a ser sincero con uno mismo, cuando la gente que te rodea es tan "buena gente" como la que me rodea a mi... y no miro a nadie.
Bsssssss
Bizcocho bicolor ayer y pastel de carne hoy... Creo que solo me hace falta comprarme el ajuar y sere una señorita casadera... Ö
ResponderEliminarMañana lentejas y pasado tarta de queso... Vamos fataaaaaal
Eliminar